“¡Por qué me
apuntas!”, fue lo último que se le escuchó decir a Hebert Castillo Valdivia
(27) a través del celular mientras conversaba con su compañero de
trabajo.
Segundos después, el
estruendo de un disparo resonó y una bala le perforó la espalda.
Con su metro noventa
de estatura, Hebert se desplomó en la vereda y boca arriba agonizó por casi una
hora en la cuadra tres del Jr. Madre Selva, en la zona de El Ermitaño,
Independencia.
Ningún curioso ni
vecino intentó auxiliarlo. A plena luz del día desde las 10:30 am, todos creían
que sus convulsiones eran síntomas de una epilepsia.
Pero fue así como este
modesto trabajador de una empresa courier fue asesinado a quemarropa por dos
delincuentes, en momentos en que a bordo de su moto hacía su labor de rutina
que era la de repartir correspondencia judicial.
Según testigos y
peritos policiales que llegaron al lugar, Hebert se habría resistido al robo de
su motocicleta lineal B1-352 con la cual repartía mensajerías desde hace cuatro
años para la empresa Faster.
No le robaron nada. Ni
el celular, ni el dinero que, según un agente, no llegaba ni a cien soles, ni
la moto, porque esta no habría podido ser movilizada del lugar por parte de los
malhechores que optaron por fugar de inmediato.
Instantes antes de ser
atacado, Hebert estuvo hablando por celular con su compañero Claudio que
también se dedica a labores de courier.
En ese momento,
Claudio también repartía mensajería a bordo de su moto por una zona
cercana.
“Estábamos conversando
cuando de pronto le escuché gritarle a alguien. ‘¡Por qué me apuntas!’, le
decía. Luego escuché el disparo y alguien que gritó: ‘Ya lo mataste’”, relató
el mensajero cuando después llegó a la escena del crimen.
"Hebert era una
persona correcta y de confianza. Un tipo honesto. Me apena esta desgracia. Lo
conozco desde hace varios años. No creo que lo hayan estando extorsionando ni
pedido cupos. Pero esta situación de asaltos y muertes tiene que parar”,
declaró un colega suyo que evitó identificarse.
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