“Este empresario con su maquinaria ya empezó a levantar a nuestros muertos.
Muchas tumbas han sido profanadas y nadie hace nada”, este es el reclamo de
Esther Bernal, que, al igual que 50 mil habitantes del sector de Collique, en el
populoso distrito de Comas, se encuentra totalmente indignada e irritada por una
inexplicable decisión judicial. Aunque usted no lo crea, entre gallos y
medianoche un tremendo juez entregó 105 hectáreas pertenecientes al cementerio
municipal Luz Eterna a un empresario que profanó ya varias tumbas para iniciar
la explotación de una concesión minera ilegal. Un campo santo que ha sido
violado ante la sospechosa complacencia y consentimiento de la autoridad
municipal, el alcalde Nicolás Kusunoki.
“Nosotros tenemos 47 años como poseedores. Cómo puede ser que en un abrir y
cerrar de ojos se le entregue la posesión a este empresario. Aquí,
sospechosamente, está la mano del alcalde. Hay muchos intereses económicos”,
señala Carmen Morales, una humilde madre de familia cuyos muertos no descansan
en paz.
El cementerio de Collique entró en funcionamiento en 1965. Son más de 20 mil
los comeños que han sido enterrados en estos terrenos administrados desde esa
fecha por la municipalidad distrital de Comas. “Nosotros hemos denunciado a la
fiscalía todo esto. Esto nos pertenece desde hace muchos años y de la noche a la
mañana viene este señor y se queda con nuestro cementerio”, señala Juan Dávila,
quien también tiene a su madre sepultada en el campo santo.
El tremendo juez es Ángel Zea Villar, en aquel entonces titular del 28º
Juzgado Especializado en lo Civil de la Corte Superior de Lima. En noviembre del
2010 falló a favor del otorgamiento de escritura pública presentada por el
empresario minero Wilfredo Vidal Domínguez y su esposa, Inés Binasco Perales de
Vidal, tras un extraño contrato de compra y venta con la comunidad campesina de
Jicamarca del año 2000. Son 105.29 hectáreas de terreno eriazo que fueron
traspasadas a un costo irrisorio de 30 mil soles, un terreno actualmente
valorizado en varios millones de soles. Los pobladores de Collique aseguran que
dicha transacción fue irregular.
VENTA IRREGULAR DEL CEMENTERIO
Con la reforma agraria, la comunidad campesina de Jicamarca se adjudicó la
posesión de más de 100 mil hectáreas de terrenos eriazos para ser explotados en
trabajos agrícolas y productivos. Parte de ello son las 105 hectáreas donde se
levanta el cementerio Luz Eterna, que alberga a más de 20 mil muertos. En agosto
del 2000, el empresario minero Wilfredo Vidal adquirió este terreno mediante un
contrato de compra y venta luego de un supuesto acuerdo con la asamblea de la
comunidad campesina, presidida por Dionisio Huapaya Jiménez, un conocido
traficante de tierras que cuenta con 56 denuncias penales y más de 40
agraviados, entre ellos el propio Estado.
“Los dirigentes de Jicamarca, sin ningún poder y sin acreditar absolutamente
nada, firman la minuta de compra y venta en el 2000. El empresario minero,
sospechosamente, guarda este contrato y recién el 2009 reclama los terrenos ante
este juez que muy rápidamente falla a su favor, alegando que la comunidad se
declaró en rebeldía”, señala el exalcalde de Comas Miguel Saldaña.
Lo más increíble es que en el proceso judicial, interpuesto diez años después
de la compra y venta por Wilfredo Vidal Domínguez contra la comunidad campesina,
esta última nunca se dio por enterada del juicio, no fue notificada y nunca se
presentó, pues las citaciones iban a nombre del traficante de tierras Dionisio
Huapaya, un oscuro personaje cuyos poderes habían sido revocados por la misma
asamblea de Jicamarca por malos manejos institucionales. Tras ello, el tremendo
juez declara a la comunidad en rebeldía y otorga en escritura pública los
terrenos del campo santo al empresario minero.
“El juez debió evaluar todos los hechos colaterales. Si realmente el señor
Dionisio Huapaya tenía poderes para vender, si el área de terreno está
independizado para inscribir la escritura pública y si la comunidad de Jicamarca
estaba de acuerdo, tuvo que investigar antes de sentenciar y no declararlos en
rebeldía”, asegura el exburgomaestre.
PROFANACIÓN DE TUMBAS
En enero pasado, Wilfredo Vidal Domínguez, sus maquinarias (tres
retroexcavadoras y varios camiones) y decenas de obreros tomaron posesión de los
terrenos del cementerio Luz Eterna. Levantaron un cerco perimétrico gracias a
una licencia de construcción otorgada por la municipalidad de Comas. Dividen en
dos el campo santo y profanan las tumbas de decenas de muertos al empezar el
proceso de extracción de mineral no metálico, piedra chancada y ripio utilizado
para la construcción. “Han destruido varias tumbas. Aquí todo lo han hecho
irregularmente: construyeron el cerco perimétrico, extraen mineral y contaminan
el ambiente, perjudicando la salud de miles de pobladores”, señala Esther
Bernal.
Sospechosamente, la municipalidad de Comas no hizo absolutamente nada a pesar
de que la propia municipalidad de Lima Metropolitana, a través del Acuerdo de
Concejo Nº 1153 del 6 de octubre del 2011, declaró improcedente la autorización
de uso de la concesión minera por ubicarse en una zona de expansión urbana. De
igual forma, en marzo de este año, el Instituto Geológico Minero y Metalúrgico
(INGEMMET), por medio de la Resolución de Presidencia Nº 0158, rechazó el
petitorio minero presentado por el empresario. Hoy parece que todo cayó en un
saco roto, pues la maquinaria y el personal continúan en la zona de extracción.
“En estos momentos todavía las maquinarias están aquí: las retroexcavadoras y
los camiones. Eso es un indicio de que se sigue explotando ilegalmente el
material a pesar de existir prohibiciones”, señala el poblador Juan Dávila.
alpuebloconlaverdad,blogspot.com
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