domingo, 29 de enero de 2012

Tremenda tragedia en Centro de Rehabilitación ‘Cristo es amor’

Tirados en la calle. Inertes. Semidesnudos. Muertos. La primera cuadra de la avenida Próceres de la Independencia, en San Juan de Lurigancho, parecía una morgue. Un fallido intento de fuga de los internos de un centro de rehabilitación de drogas, alcohol y conducta se convirtió en una absurda tragedia que acabó con la vida de 26 personas por asfixia y dejó a otras 10 con graves quemaduras. La informalidad no estuvo ausente.

Ayer, al promediar las diez de la mañana, los internos que se encontraban en el segundo piso del centro de rehabilitación ‘Cristo es amor’, ubicado en la Mz B Lote 6, en SJL, fueron sorprendidos, mientras desayunaban, con fuertes ruidos y golpes que provenían del piso de abajo.


Al asomarse por la ventana para ver qué sucedía, se dieron cuenta que los internos del primer piso querían fugarse. Estos, no contentos con romper las lunas y golpear la puerta, decidieron quemar los colchones de sus camas -quizás para llamar la atención- sin imaginarse que de esa manera estaban provocando su propia muerte.


El fuego se extendió rápidamente hasta el segundo piso. Uno de los dos encargados de la seguridad del primer nivel se percató del fuego y se acercó a la puerta para abrirla. Sin embargo, esto no pudo ser posible porque la chapa de la puerta ya se había averiado a causa de los golpes de los internos.


Al escuchar los gritos de desesperación, los internos del segundo piso, conocidos como ‘los primerizos’ por haber ingresado a ese centro de rehabilitación solo una vez, lograron bajar para ayudar a sus ‘hermanos’ (así se llaman entre ellos). “Rompimos la puerta y cuando hemos entrado todos estaban quemados”, fue el crudo testimonio de Teo Gianfranco (18), uno de los sobrevivientes.


Este joven explicó que eran dos los internos que querían escapar, uno de nombre Luis y que es conocido como ‘Pirulo’, y otro llamado Martín. “A uno anteayer recién lo han traído, y ha llegado con rencor, seguro, porque ya son como tres internamientos que tiene. Ha vuelto a recaer y lo han traído”, explicó.


Por su parte, Jonathan Velásquez Navarro, otro de los sobrevivientes, detalló que al ver que los pacientes del primer piso se estaban quemando empezó a lanzar agua para intentar apagar el fuego. Pero de inmediato el humo empezó a ingresar por las ventanas, lo que hizo imposible que siguiera ayudando.


“Luego de eso fuimos a la espalda de una cochera. Llevaron una escalera de bomberos y por el tragaluz vimos que había un cuerpo encima de otro cuerpo en un lavadero, tirados así. Ellos han querido escapar por ahí pero no han podido”, expresó claramente conmovido.


HACINADOS


Aunque resulte increíble, en el centro de rehabilitación ‘Cristo es amor’ había en total 70 internos que vivían en solo dos pisos. El hacinamiento en este lugar se asemejaba al que hay en las cárceles del país.


Según las versiones de dos sobrevivientes, en el primer piso se encontraban 38 personas y en el segundo nivel 32. Quienes se encargaban de controlar a los internos eran cinco personas. El encargado de la casa era el director, identificado como el hermano Raúl García Albornoz. Él tenía las llaves de todas las puertas.


Además de García Albornoz, había dos personas que se encargaban de la seguridad del primer piso y otras dos que hacían lo mismo en el segundo nivel. Los dos encargados del primer piso también fallecieron.


Hasta el cierre de esta edición, el ministro del Interior, Daniel Lozada, había ordenado la búsqueda de Raúl García Albornoz, quien en ningún momento se acercó a su centro de rehabilitación. Sin embargo, este se encontraría en las instalaciones de Panamericana Televisión.


EL PINTOR


Otra de las víctimas mortales fue el pintor Víctor Cueva Díaz. Él no tenía ningún problema de adicción a las drogas o al alcohol. Simplemente, había ido a dicho centro de rehabilitación para trabajar.


“Acá me están diciendo que él estaba adentro. Ha salido tranquilo, ha venido a pintar porque él es pintor publicitario y ha venido a terminar un trabajo”, fue lo que dijo su esposa. Antes de que saliera de su casa, ella le había advertido a Cueva Díaz que no vaya a trabajar porque había estado con algunos problemas en las piernas.


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